METODOLOGÍAS ACTIVAS
~Mi experiencia como alumna con las metodologías activas~
En el colegio en el
que estudié, recuerdo que mis profes empleaban una gran diversidad de
estrategias y técnicas (mapas mentales y conceptuales, diferentes tipos de
evaluación...), en las clases había una gran interacción entre el profesor y el
alumno (al comenzar la clase en Primaria, hacíamos una asamblea y compartíamos
lo que la profesora nos preguntaba), contábamos con una gran diversidad de
materiales, y el aprendizaje se basaba en la comprensión, el descubrimiento y
en lo social.
Siempre nos
sentábamos en grupos y trabajábamos de manera
cooperativa. Cada miembro del grupo tenía un rol diferente y, por lo
tanto, una responsabilidad. Recuerdo que uno de los ejercicios que más me
gustaban hacer cuando estábamos en Secundaria eran las pruebas
grupales, que las hacíamos, por ejemplo, en Matemáticas y nos servían
para entrenar y repasar de cara al examen. Teníamos que ir haciendo los
ejercicios usando la metodología de “lápices al
centro”; cada uno iba haciendo el ejercicio y si alguien tenía una duda,
el resto tenía que soltar los lápices y tratar, entre todos, de resolver la
duda del compañero o compañera. Cuando acabábamos un ejercicio, comprobábamos
si el resultado era el mismo y, si no, lo repasábamos entre todos. Recuerdo que
este tipo de ejercicios nos ayudaban mucho a repasar y, además, al explicar
conceptos o problemas a otros compañeros, notabas cómo aprendías mucho más.
Reflexionando un
poco sobre mi experiencia como alumna, creo que los principales momentos en los
que hemos estado aprendiendo competencialmente, ha sido, por ejemplo, cuando trabajábamos por proyectos. En primer lugar,
solíamos hacer lluvia de ideas sobre temas que nos interesaban o sobre temas
que nos proponía la profesora. Luego, había que trabajar en equipo, por lo que
siempre había que negociar, consensuar…, no se trataba solo de hacer lo que tú
crees que está bien o de la manera que a ti te gusta. No tenías que seguir un
libro o unos textos concretos, sino que había que buscar información, comparar
la que cada uno iba encontrando, resumirla, responder a las cuestiones que se
habían planteado… hacer presentaciones en diferentes formatos (murales,
Power-Point, Genially…), exponer los temas, etc. Además, recuerdo que muchos de
estos proyectos eran multidisciplinares, englobaban varias asignaturas como
Lengua, Inglés, Sociales o Naturales, Matemáticas…
En Primaria,
hacíamos un proyecto cada trimestre y, en secundaria, uno multidisciplinar al año y varios en una sola
asignatura o entre dos asignaturas. Recuerdo uno que hicimos en 5º de primaria
sobre la inmigración. Fue un tema que nos interesó mucho, porque en los últimos
cursos se habían incorporado a la clase varios compañeros y compañeras
procedentes de otros países, casi todos de Latinoamérica. Estuvimos
investigando de qué países habían venido ellos o sus familias, en qué
continente estaban, y algunas características generales de estos países:
población, lengua, demografía, principales accidentes geográficos… También
hicimos un trabajo de campo visitando tiendas y negocios que estaban ubicados
en el barrio cerca del colegio y cuyos dueños eran inmigrantes; nos dividimos
en grupos y cada grupo preparaba unas preguntas para hacer al dueño o dueña
tipo entrevista y luego se ponían en común. Además, hicimos un estudio
estadístico, aprendiendo a hacer tablas de frecuencias y diagramas de barras…
La verdad es que trabajábamos casi todas las asignaturas con el proyecto y nos
sentíamos muy motivados. Al final, se preparaba una gran exposición y se
invitaba a las familias a venir una tarde y les explicábamos todo lo que
habíamos hecho, les enseñábamos los carteles, murales, cuadernos en los que
habíamos ido haciendo los ejercicios, etc.
Otras veces, estos
proyectos eran solo de una asignatura, por ejemplo, en Tecnología. Recuerdo uno
que hicimos sobre estructuras en 2º ESO. Habíamos estudiado las estructuras en
clase, sus tipos, los tipos de esfuerzos que soportan, los materiales de los
que suelen estar hechas… Después, por grupos teníamos que construir una
estructura con barras de papel enrollado que pudiera soportar el peso de, al
menos, 5 libros, dejando un hueco de 30 cm. Además, había que hacer una memoria
que tenía varias partes: planificación del trabajo (materiales, herramientas,
pasos a seguir, bocetos y planos), presupuesto, explicación teórica de la
estructura, pasos seguidos durante la construcción y, al final, una
autoevaluación y coevaluación del trabajo realizado y la implicación en el
proyecto.
Pintando las estructuras en el patio
Evaluando la carga que podían soportar las
estructuras realizadas
En 4º ESO hicimos un
proyecto de aprendizaje y servicio, ya que,
en el colegio, todos los años, se apoya a un proyecto de cooperación. En
nuestro caso, el proyecto consistía en apoyar la construcción de unas aulas de
estudio en un pueblo de Benín, para que los alumnos de ese pueblo y los
alrededores, pudieran estudiar allí. Estuvimos investigando sobre Benín, el
pueblo donde se iban a construir las aulas, la ONG con la que íbamos a
colaborar… y luego diseñamos un plan de acción para recaudar fondos: se hizo
una fiesta solidaria, con talleres para que toda la comunidad educativa pudiera
participar, se hizo una recogida de dinero durante un mes y cada semana se iba
comunicando a cada clase lo que llevaba recaudado. Al final, se hizo entrega
del dinero a uno de los responsables de ese proyecto.
Este es el cartel
en el que íbamos colocando la cantidad recolectada por cada clase.
Talleres de la fiesta solidaria
organizada por los alumnos de 4º ESO
Mi experiencia es
que este tipo de metodologías activas, consiguen que el alumno se implique
mucho más y se motive. Además, hacer actividades con otros cursos, siempre es
bastante gratificante. Yo recuerdo cuando veía a los alumnos de 4º ESO haciendo
el proyecto solidario y comentaba con mis amigas que teníamos muchas ganas de
ser nosotros los que lo hiciéramos, para poder organizarlo, preparar los
talleres de la fiesta, etc.
Comentarios
Publicar un comentario